Semblanza

Semblanza de Madre Odila Jesusa del Barrio Parada

 

     Madre Odila nació el 17 de febrero de 1923 en Astorga (León). Su padre, Rosendo del Barrio Rebaque,  pertenecía a la pequeña burguesía artesanal (fabricante de  cerámicas de construcción: tejas, ladrillos, etc.) y su madre Aquilina Parada Rodríguez era hija de guardia civil. Odila fue la primera de los cuatro hijos del matrimonio, dos chicas y dos chicos. La familia residía en Celada de la Vega, pequeño pueblo muy próximo a Astorga. Por razones que no vienen al caso, desde bien pequeña vivió con sus abuelos maternos en la capital de la Maragatería. Su abuela Juliana vivía muy intensamente la fe y tuvo una gran influencia sobre ella. Guardaba un tierno recuerdo de su tía Angelita que murió muy joven de tuberculosis (a los 16 años) y de su tía Rosario, hermana de la anterior y también Superiora General de la Compañía Cristo Rey.    Según me relató su infancia fue muy feliz. Era alumna junto con su tía Angelita de un colegio de Religiosas y quedó marcada por una religiosa en la que se conjugaba el rigor de la disciplina y la amabilidad y el cariño; esta religiosa era sor Gregoria, tantas veces nombrada por ella. La casa de Doña Milagros, madre de José Luis Martín Descalzo, era su segundo hogar. La pequeña Odila quedó impregnada de las enseñanzas de Doña Milagros, a quien nombró con muchísima frecuencia en grato recuerdo a lo largo de su vida.
     La decisión de seguir su llamada vocacional la tomó junto a su prima hermana Pilar Parada religiosa del Sagrado Corazón y misionera durante algunos años en Uruguay.  Al poco de ingresar en la Compañía Cristo Rey, la fundadora Madre Amalia Cubero Catevilla, se percató de la inteligencia, bondad y obediencia de la Hermana Odila. Estuvo a su lado en todo el proceso de formación hasta que hizo los votos. En la década de 1950 aproximadamente, residió en Valencia ya que la Compañía Cristo Rey tenía en esta ciudad una casa, en donde las religiosas ejercían su labor apostólica en un jardín de infancia.  Después paso a residir en la casa de la Compañía Cristo Rey en Barcelona. Finalmente la trasladaron a Murcia donde su tía, Rosario Parada Rodríguez, era superiora. La labor a la que se entregó la Compañía Cristo Rey en esta ciudad estaba dirigida a sus internados llamados “Hogares de la Divina Providencia”, donde se daba  una formación cristiana, cultural e integral a niñas, especialmente a huérfanas y otras que por diversas causas necesitan la convivencia en un internado. Unas 50 niñas eran atendidas con muy escasos medios económicos. Las Religiosas, siempre muy sacrificadas, con mucho amor y alegría, procuraban por todos los medios que no sintieran carencia alguna de cuanto bueno se disfrutaba en un hogar feliz.
Madre Odila participó activamente en la puesta en  funcionamiento de un Jardín de Infancia que al ser privado colaboraría un poco al sostenimiento del internado. Hizo los trámites para conseguir del M.E.C. la apertura oficial y fue tan grande el éxito que los Colegios de San Buenaventura, Maristas y otros que no tenían Preescolar, se surtían con los niños de “Cristo Rey” que iban muy bien preparados para comenzar la Primaria. Progresivamente se fue ampliando la oferta educativa hasta llegar al estado actual del Colegio Cristo Rey.  Siempre tuvo muy presente a la hora de desarrollar el ideario del Centro lo que era la identidad de la Compañía  Cristo Rey:
  • La llamada a glorificar a Cristo Rey y a propagar su reinado en el mundo

  • El servicio a la Iglesia en una dimensión educadora inseparable de un trabajo por la justicia y la caridad.

     En la Madre era inseparable la dulzura con el amor al prójimo. Sabía escuchar como nadie a todo aquel que le planteaba sus problemas esperando ayuda y consejo, por ello perdurará su memoria entre todos los que tuvimos la suerte de que morara entre nosotros.