Desde el Cielo

Leído en la Misa oficiada en conmemoración del primer aniversario

del fallecimiento de Madre Odila en la capilla de la casa de Barcelona

Desde la Gloria del Cielo, desde donde gozo por la promesa de Cristo y su Palabra cumplida por el gozar de su reino, me dirijo a todos, después de haber  vivido en la tierra iluminando a niñas y niños, fieles e hijas de la Compañía de Cristo Rey. Quienes me conocieron en mi paso por la tierra preciosa que me concedió Dios, peregriné con inmenso amor a Cristo y a la Comunidad Religiosa a la que pertenecí. Envío mi saludo y mi abrazo cariñoso de paz unida a Cristo y a su Madre Santísima.

Como saben hace un año, partí a la misión del Cielo. Se que se pusieron muy tristes pues mi partida fue inesperada. Ya el Señor nos dice constantemente:

«Vigilad y orad que el día menos esperado llegará el Hijo del Hombre, no sabéis el día ni la hora». Todo fue repito muy inesperado, se que causó conmoción, especialmente a mis hermanas de la comunidad, en especial a las que estaban fuera de Murcia y que las echaba mucho de menos en los ajetreos de idas y venidas que producen los enfermos a los que hay que cuidar.

Menos mal que la enfermedad no es de muerte como le dijo Cristo a Marta y a María al morir Lázaro, su hermano. Les digo que morir no es muerte total, ciega o sin sentido, al contrario es la alegría infinita de ver al Señor en su gloria, es alegría por haber buscado el camino de la vida consagrada, de haberse entregado por El Reino de Dios con la ayuda del Espíritu Santo.

Cada uno de los que me conocieron vieron como actué: traté desde mis limitaciones vivir en fraternidad, creando lazos de unidad por la entrega a Dios y a los pobres, por amor a Cristo nuestro Rey. Saben que amé la Eucaristía que es vínculo de la caridad y amor que nos une a todos.

A propósito estoy muy feliz por prolongar el amor a Dios y la caridad en la pequeña comunidad de Barcelona, estoy contentísima por esto ya que la relación con Cristo en la Eucaristía os impulsa a dar la vida por los demás y a revelar al mundo su amor.

Hoy cuando hace un año que me dormí en el Señor, los reuní en esta Santa celebración con la esperanza de la resurrección. Han escuchado en el Libro de la Sabiduría como una vida sin tacha no se mide por las canas ni por el número de los años. La verdad que Él me llamó antes que me dejara fascinar por la mundanidad que oscurece y pervierte a las personas, como tanto nos ha insistido el Santo Padre Francisco.

Yo salí de prisa de este mundo, muchos no lo han entendido pero la gracia y la misericordia que otorga Dios a sus elegidos es la Santidad por eso buscadla que no quedaréis frustrados.

Muchas veces en la oración busqué habitar en la casa del Señor, por días sin término aspiraba a gozar de la dulzura del Señor, y contemplarlo, y hoy soy feliz. Siempre lo invoqué en la oración, le pedía piedad y misericordia y siempre le decía espera, ten animo, se valiente espera en mi.

San Pablo fue un hombre de esperanza y nos ha dicho esta tarde, la esperanza no defrauda, por que el amor ha sido derramado en vuestros corazones, Cristo murió por todos, el siendo justo se entregó por nuestra salvación, es la mayor prueba de su amor por nosotros; por eso gloriémonos en el Señor por su palabra amorosa de cada día, por los sacramentos gloriémonos en Dios.

Lo mas consolador es que tenemos una morada en el cielo, que tenemos un puesto reservado, Él nos llevará consigo. El pobre Tomás en el evangelio le dijo a Cristo: oye Señor nos vas a llevar a un lugar a una estancia y no conocemos el camino para ir a las tales moradas o estancias de las que nos habla… y Jesús le contestó categóricamente Yos soy el camino la verdad y la vida.

Quiero decirle a las hermanas Dolores y Peligros y a todos los que asistís a este primer aniversario, que no os desaniméis nunca, que donde yo estoy soy muy feliz, que en esta casa donde están de Cristo Rey es una chispita del cielo en la tierra. Por eso quiero que disfruten del oratorio de Cristo Rey de Barcelona y Murcia, cuídenlos, manténgalos hermosos, bellos, acogedores, donde reine la piedad, donde peregrinamos cada Semana y cuando seamos invitados para peregrinar por el camino de la vida hacia el cielo. Cristo es camino, verdad , vida y camino seguro. Un mundo que pasa es falaz aunque tenga cosas bellas, es mucho más bello el cielo.

Os abrazo de corazón, seguid a Cristo guiados por el Espíritu Santo. Yo no os abandono y menos a Hermana Dolores y Peligros a quienes llevo en el Corazón.

Atte. Madre Odila Oraciones y Protección desde el Cielo.