Recuerdo de Madre Odila

 

Ojos serenos y profundos
pero un poco tristes,
sonrisa dulce y traviesa
a pesar de los años,
deseo de vivir la vida
por encima de todo,
bondad infinita
que impregnaba todo su ser,
delicadeza extrema
que tantas veces la hizo sufrir,
capacidad de darse
a todos y en cualquier momento.
 
Ella hizo que todos
los que la conocimos
nos sintiésemos acogidos,
ella era nuestro refugio.
 
Somos tantos los que le debemos tanto,
somos tantos los que fuimos mejores
al tenerla cerca,
somos tantos para los que su presencia
marcó nuestra vida,
que esta tarde desde la tristeza quiero
decirle:
Gracias por haber estado ahí,
tan cerca de mi y tan cerca de todos,
y aunque parece que te has ido,
sé que estas aun más cerca de nosotros
porque estás más cerca de Dios”
 
Matilde Campos Aranda
(noviembre de 2014)